Prospera a la manera de Dios

¿Sabes que Dios tiene un desafío para ti?

“Traed todos los diezmos al almacén, para que haya carne en mi casa, y probadme ahora en esto, dijo el Señor de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10-11).

¿Sabes que Dios tiene un plan para el apoyo financiero del ministerio del Evangelio? Su plan se llama diezmo. Dar diezmo es pagar el DIEZ POR CIENTO de los ingresos regulares, sueldos o aumento de bienes de uno al Señor Dios.

Tal vez preguntes ¿cuál es la mejor forma de que dé el diezmo? Primero, reserva una décima parte de tu sueldo regular, ingresos o aumento de bienes. Segundo, preséntalo al Señor cuando adores el sábado. Si estás aislado de quienes tienen tu misma fe, deberás enviar tu diezmo a las oficinas generales.

Recuerda separar tu diezmo de tu ofrenda. Tu ofrenda es lo que das además de tu diezmo. El diezmo es un plan simple pero es tan efectivo que ningún otro plan puede comparársele. De esta manera, todos aquellos que dan proporcionalmente (pagando el diezmo) participan con todos los santos ante el altar de Dios. Dando el diezmo, todos pueden dar la misma cantidad al Señor y a Su obra.

La Historia del Diezmo

El diezmo se menciona por primera vez en Génesis 14:18-20, cuando Abram (que posteriormente sería Abraham) pagaba diezmos a Melquisedec. Leemos nuevamente sobre esto en Hebreos 7:1-3. También leemos en los mismos versículos que Melquisedec era el sacerdote del Dios altísimo. Leemos en Hebreos 6:20 que Jesús fue constituido sumo sacerdote por siempre de acuerdo al orden de Melquisedec. En Gálatas 3:7, Pablo nos dice que quienes sean de la fe, son los hijos de Abraham. Por lo tanto, si Abraham era fiel, ¿No piensas que deberías seguir su ejemplo de pagar el diezmo?

El pago del diezmo se ordenó en Israel. “Ciertamente darás el diezmo de todo el producto del grano que el campo produzca cada año” (Deut. 14:22).

Jesús encomió a algunos de Israel por dar el diezmo al tiempo que los reprendió por otras prácticas. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Pues pagáis el diezmo de la menta, el anís y el comino, y habéis omitido las cuestiones de más peso de la ley: el juicio, la misericordia y la fe; todo esto debe hacerse sin dejar de hacer lo otro” (Mateo 23:23)./p>

Esta regla de aportación cristiana, como fue establecida por Jesús y por los Apóstoles, nos dice que la aportación puede hacerse el Día del Sabbath. Esto se nos ha transmitido de la adoración del tabernáculo y el templo, a donde los Hijos de Dios llevaban sus diezmos y ofrendas regularmente. El historiador Josefo nos dice: “Las colectas, diezmos y otros presentes para el servicio del templo de Jerusalén se hacían regularmente en las sinagogas cada Sabbath.

Ya que el dar es un acto de adoración, y el séptimo día de la semana es el Sábado del Señor, es muy adecuado y apropiado dar el diezmo en ese santo día. Esta regla de dar requiere de un sistema o presupuesto. Todo individuo de la familia, desde el más viejo hasta el más joven, debe practicarlo. Si sólo quien gana el sustento da el diezmo, el resto de la familia pudiera estar robando a Dios porque casi todos tienen un incremento de bienes de un modo u otro. Los niños tienen una asignación de dinero de la cual debe enseñárseles a dar diezmo. “Permite que todos los tuyos (eso definitivamente significa cada individuo) reserven según Dios les haya hecho prosperar…” Nadie puede dar por otra persona (I Cor. 16:1, 2). Y como bien lo dijo Esteban (uno de los Siete), de acuerdo con la tradición, “El pobre, al igual que el rico debían hacer algo; ya que la regla no estaba diseñada sólo para reunir fondos sino para tener un efecto moral sobre el contribuyente mismo”.

El Pago de Diezmo Ordenado por Jesús

En I Corintios 9:13, Pablo declara: <strong<“¿Sabéis que quienes ejercen el ministerio de las cosas santas viven de las cosas del templo; y quienes atienden el altar participan del altar?” Esto sugiere que se pague a los ministros.

Las personas que no creen en el diezmo no mencionan que esta política de contribución proporcional fue avalada por nuestro Señor Jesús. Pero en I Cor. 9:14, leemos “Incluso así lo ha ordenado el Señor (“ordenado” significa poner en orden) que quienes prediquen el evangelio deben vivir del evangelio”. Aquí notamos que el tema es referente al pago de los diezmos a los Levitas quienes eran los ministros del Antiguo Testamento. Esta fue una de las pocas cosas del sacerdocio de Melquisedec (a quien Abraham pagaba el diezmo, Heb. 7:1) que se transmitió al sacerdocio Levítico. Ahora estamos viviendo el Sacerdocio de Melquisedec, y pagamos diezmo a nuestro Sumo Sacerdote Jesucristo, quien es por siempre de esta orden (Heb. 7:14-21). El Sacerdocio Levítico terminó en la Cruz del Calvario, y el Sacerdocio de Melquisedec está de nuevo en vigor.

Bendiciones por el Pago del Diezmo

Tal vez desees saber qué recibirás por pagar el diezmo. Dios quiere que Lo pruebes. En Malaquías 3:10-11, Dios dice, “Traed todos los diezmos al almacén, para que haya carne en mi casa, Y PROBADME AHORA EN ESTO, dijo el señor de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Y reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice el Señor de los ejércitos.”

Las bendiciones mencionadas pueden ser materiales, espirituales o de ambos tipos. Dios te dará paz mental y también entendimiento. “Pero hay un espíritu en el hombre y la inspiración del Todopoderoso le da entendimiento” (Job 32:8).

Dando, tú recibes entendimiento para hacer planes y obtener ganancias. ¡Dios te hará prosperar!

Por otra parte, Dios tiene una advertencia para ti. “Hay quienes reparten y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es debido, pero vienen a pobreza” (Proverbios 11:24).

Estimado lector, son muchos los que han probado a Dios y han recibido bendiciones por pagar el diezmo. ¿Tú ya lo has hecho?

¿Si no lo has hecho, por qué no comienzas AHORA?

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